Stanovnik instó a no tomar la Semana Santa como tiempo de turismo

En la homilía de Domingo de Ramos, con el que se inician los días centrales de la fe cristiana, el arzobispo, Andrés Stanovnik, utilizó como eje el signo de la Cruz, por el cual invitó a los gobernantes humildad y comportamiento de un servidor y alertó de no convertir a Semana Santa en la de mayor consumo o para el miniturismo, como señaló el título de un diario local. “La clave para entrar en el misterio de Dios y en el misterio del hombre es la cruz. Por eso Jesús la abrazó por amor consciente y libremente", expresó.
Luego de bendecir los ramos en la calle Córdoba y peatonal Junín ante un gran número de fieles, con celosa puntualidad en el cumplimiento del horario, se trasladaron en procesión hacia la iglesia Catedral, donde colmaron el interior del templo. La participación de numerosos niños, en particular y de jóvenes, fue un dato distintivo, que el Jefe mayor de la Iglesia en la provincia de Corrientes, supo destacar en sus primeras palabras del mensaje de esta fecha especial. Porque “no hay amor más grande que dar la vida” (Jn 15, 13), había dicho poco antes. Desde entonces, ese horrendo instrumento de tortura, se convirtió en fuente de vida, de libertad y de amor para todos aquellos que aceptan la invitación de Jesús a ser sus discípulos y discípulas: “El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz cada día y me siga” (Lc 9, 23), comenzó diciendo. Luego de bendecir los ramos en la calle Córdoba y peatonal Junín ante un gran número de fieles, con celosa puntualidad en el cumplimiento del horario, se trasladaron en procesión hacia la iglesia Catedral, donde colmaron el interior del templo. La participación de numerosos niños, en particular y de jóvenes, fue un dato distintivo, que el Jefe mayor de la Iglesia en la provincia de Corrientes, supo destacar en sus primeras palabras del mensaje de esta fecha especial. “El Domingo de Ramos es la puerta por la que entramos a la Semana Mayor del Año. En estos días recordaremos los grandes pasos que dio Jesús para salvarnos, queremos seguirlo muy de cerca y así entrar con él en la plenitud del amor y de la vida, que brota de la cruz abrazada por él. Este domingo recordamos cuando Jesús entró triunfalmente a Jerusalén. Aquella fue una entrada triunfal atípica: un rey que cabalga sobre un burro aclamado por la multitud. Aquello presagiaba una tormenta, porque unos días antes, en medio de una discusión sobre quién debía ser considerado el más grande, Jesús dijo “el que es más grande que se comporte como el menor, el que gobierna como un servidor” (Lc 22, 26). En el trasfondo de esas palabras, aparentemente contradictorias, va emergiendo el signo de la cruz. De hecho, esa atípica entrada triunfal de Jesús, no termina en un pedestal de éxitos, fama y aplausos”, espetó, sino que termina en la dolorosa pasión y muerte. Entre otras consideraciones resaltó que “el milagro de la cruz nos advierte del peligro que se esconde en una vida sin Dios y del grave riesgo que corre una sociedad que olvida los valores trascendentes. La Cruz de los Milagros, que está en las raíces de nuestra fe, nos recuerda que las personas y las comunidades se renuevan al pie de la cruz de Jesús. Allí nace una nueva sociedad, purificada de la violencia, dignificada por el perdón y fortalecida en la esperanza”. Tras esa fundamentación es que monseñor Stanovnik enfatizó: “La Pascua ya se vive, pero en los comercios”, leíamos en un diario de ayer. Estemos atentos a no convertir la Semana Santa en la semana que más consumimos o en una semana de "minivacaciones” y luego de enumerar lo que debe realizarse en estas jornadas de hondo contenido espiritual y religioso subrayó: “Dios quiera que entre nosotros podamos convertir aquel título del diario y exclamar: “La Pascua ya se vive, porque vivir en amistad con Jesús, abrazar con él la cruz de la vida, nos da algo mucho más grande que sólo consumir y divertirse”. Fuente: agenciacorrientes.com.ar